¿RABIETAS O CANALIZACIÓN EMOCIONAL?

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Todos los niños nos sorprenden en algún momento con alguna situación considerada de “rabieta”. Y de ello es de lo que viene a hablarnos hoy de nuevo nuestra teacher Ana.

Y nos sorprenden, haciéndonos cuestionarnos desde, qué he hecho mal, mi niño no era así. Se está volviendo malo, eso es lo que ve en el cole, eso es lo que aprende de los amigos o el primo, eso es que los abuelos lo tienen muy consentido…. Y un sinfín de teorías al respecto.

Es cierto que el término “rabietas” abarca un amplio abanico que muchas veces se escapa de nuestro entendimiento y necesita ser valorado por un experto, pero por lo general es algo mucho más simple de lo que nos planteamos.

Debemos de partir de la base de que ellos han comenzado a desarrollar su personalidad, han descubierto que no solo su madre y él no son una sola persona y todo el mundo gira a su alrededor. Sino que también comienzan a tener una fuente lucha contra el egocentrismo, hasta ahora toda gira en torno a ellos y comienzan a descubrir que la vida no es así.  Se convierten en pequeños Copérnico frustrados en los que el día a día les va demostrando en que están en lo cierto.

Todo esto se junta con un conjunto de emociones que ya ellos comienzan a expresar de forma independiente, y que saben que ante ciertas emociones los adultos les van dando unas respuestas, ante el llanto, si se frotan los ojos….

Pero ¿qué ocurre cuando están cansados? Si ni ellos saben expresarlo, o cuando necesitan cariño, pero tampoco saben identificarlo, o ni hablar para pedirlo. Es en estas situaciones cuando se dan los momentos de “rabietas”. Cuando vamos a buscarlos a la casa de los abuelos o a la escuela y aceleradamente los recogemos le damos un beso y nos lo llevamos por ejemplo a comprar. Es en ese momento en el que ellos rompen, están cansados y nosotros también, sin querer y sin darnos cuenta se lo transmitimos. Ahí, ellos ya no razonan, sus sentimientos se han mezclado, no han sabido canalizarlos y los han expresado en una mezcla de indignación, enfado y llanto.

Por muy duro que suene y vergonzoso muchas veces en mitad de un establecimiento público, si se da el caso, hay que parar, hablar sosegado, ponerse a su altura, agacharse y mirarlos a los ojos, acercarse lentamente sin ningún tipo de chantaje, y ofrecer cariño, hablarle con dulzura, haya hecho algo malo o no. Hasta que se calme.

Una vez calmado y ya superada la situación se conversa sobre su actitud.

En relación con las “rabietas” en situaciones de abandonar un lugar como el parque o una casa, tienda…

Hay que ponerse en su situación, a nadie le gusta estar de fiesta y que en su mejor momento te cojan y te saque del restaurante o discoteca sin dar explicación. Sea cual sea la edad, hay que acercarse al niño de forma sosegada, parar su actividad y procurar el contacto visual, y avisar un par de veces “pronto nos vamos a ir”, “preparándote o recogiendo que nos vamos a ir”, “ya te he avisado de que nos vamos a ir”. Y en ese momento ser tajante.

Poco a poco su conducta se irá moldeando. Los niños todos van a pasar antes o después por una conducta negativa, desafiante que consiste en decir a todo que no sin sentido, simplemente por ir probando para ver hasta dónde puede ganarles terreno a los adultos, o echarle la culpa a otro para probar suerte para ver si los adultos se dan cuenta de las cosas. Otro rasgo característico es muy posesivo de sus cosas o muy celoso entre padre y madre a nivel afectivo.

Como padres no os preocupéis ir pasando estas etapas con la mayor normalidad y pensar que todos los niños van a pasar por esto porque forma parte del descubrimiento de sí mismo y de la identidad personal para crecer en el desarrollo personal.

Las normas deben de ser puestas por los adultos, sino la normal las ponen ellos. Están en una etapa en la que no todas interiorizan y las cumplen, muchas son acción-consecuencia, de forma mecánica, no comprenden las excepciones o negociaciones. Piaget la define etapa sensorial y a partir de los 5-6 años ya pasan a un razonamiento lógico, llamado etapa formal, que si se deben negociar las normas con ellos, ya que las han interiorizado y las razonan.

Pensad que todo lo que construyáis en el día a día con vuestros hijos para superar estas etapas de forma natural como etapas de la vida sin que supongan una crisis es disfrute para vosotros y para ellos de algo tan bonito como es la infancia.

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